La tecnología ha revolucionado la forma en que obtenemos y analizamos los datos.

Anteriormente, obtener datos era un proceso costoso, lento y limitado que requería de expertos con conocimientos específicos y herramientas sofisticadas. Hoy en día, la tecnología nos permite obtener y analizar los datos de forma más accesible, rápida y eficiente, gracias a la disponibilidad de sensores, cámaras, redes sociales, dispositivos móviles y otras fuentes de datos.

Los algoritmos son capaces de extraer patrones, tendencias, correlaciones y predicciones a partir de grandes cantidades de información, lo que nos permite tener una visión más amplia y profunda de la realidad y tomar mejores decisiones.

Los datos son el activo más valioso de cualquier organización en la era digital. Por eso, es fundamental contar con solución que nos permita almacenarlos, administrarlos y gestionarlos de forma eficiente, segura y rentable.

📌 La digitalización de estas grandes cantidades de datos representa considerables ventajas, tales como:

✅ Escalabilidad: se puede adaptar el espacio y los recursos disponibles según las necesidades de cada momento, sin limitaciones ni costes fijos.

✅ Accesibilidad: se puede acceder a los datos desde cualquier lugar y dispositivo, facilitando el trabajo colaborativo y la movilidad.

✅ Seguridad: se garantiza la protección de los datos frente a posibles amenazas externas o internas, mediante sistemas de cifrado, copias de seguridad y recuperación ante desastres.

✅ Ahorro: se reduce el gasto en hardware, software, mantenimiento y personal técnico, al delegar estas funciones en el proveedor del servicio de almacenamiento.

La tecnología ha hecho que la obtención y análisis de los datos sean más accesibles y eficientes que nunca, lo que nos permite tomar mejores decisiones y explorar nuevas posibilidades. Y contar con herramientas tecnológicas eficientes y seguras, es esencial para administrar y gestionar los datos de forma rentable y efectiva.

📌 Las premisas clave para la obtención y gestión de datos efectiva:

✅ Relevancia: es fundamental, ya que los datos deben estar relacionados con las interrogantes que queremos descubrir y deben ser suficientes para responderlas. Por lo tanto, es necesario definir claramente que se quiere medir antes de comenzar a recopilar datos.

✅ Fiabilidad: los datos deben provenir de fuentes autorizadas, verificables y transparentes sobre su metodología y sus resultados. Con auditorias regulares que certifiquen la confianza en los datos obtenidos.

✅ Validez: los datos deben medir lo que pretenden medir y reflejar la realidad del fenómeno estudiado.

✅ Precisión: los datos deben ser exactos y consistentes, sin errores ni sesgos. Esto implica utilizar metodologías precisas y fiables para recopilar y registrar los datos. La limpieza de datos obsoletos juega un rol importante en este punto.

✅ Oportunos: los datos deben estar actualizados y ser accesibles en el momento que los necesitamos, de lo contrario, pierden relevancia para accionar y gestionar mejoras.

✅ Ética: los datos deben respetar los principios éticos y legales de protección de la privacidad, el consentimiento informado y el uso responsable de la información.

Una vez que hemos obtenido los datos, debemos almacenarlos, organizarlos y documentarlos adecuadamente para facilitar su posterior análisis y difusión. Para ello, podemos utilizar herramientas informáticas como hojas de cálculo, bases de datos o software estadístico.

📣  Para concluir…

La obtención de los datos es un proceso complejo que requiere planificación, criterio y rigor. Sin embargo, si seguimos estas premisas básicas podremos conseguir datos de calidad que nos permitan realizar investigaciones o análisis exitosos.

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